Deja caer en mi desvelo
la almendra de tus ojos
y desviste mi mañana olorosa,
a durazno
traza con el azúcar diluída
en almíbar de ilusión
el beso contenido
de tu boca entregada.
Dueño de mi sal
mis suspiros,
abanico tibio vasto y diverso
varado a mi vientre
guarda tu efluvio
en el cruce de mi monte
veleidoso mástil
tornadizo y cauto
donde no hay lunas
que ablanden mi ladera
de estrecho sitial entre corales.
Balancea mi ocio
lindante holgazaneo
entre tus brazos
vaporoso holocausto
ventura esperada
confín espléndido
donde aquietar mis aguas
y gratifica mi espera
vaciando el gemido ostentoso
de tu gozo
en mi ensenada.
Malu de Lujan